Camino a Damasco: ¿una contradicción de la Biblia?

Dos descripciones acerca de la conversión de Pablo camino a Damasco —en el mismo libro-- ¡no coinciden! ¿Cómo podemos entender esta aparente contradicción de la Biblia?

El libro de Hechos contiene más información acerca de la historia de la Iglesia del Nuevo Testamento que cualquier otro libro de la Biblia. Y registra como Dios impidió que Pablo siguiera persiguiendo a la Iglesia.

Como bien lo saben las personas que estudian la Biblia, el apóstol Pablo también era conocido como Saulo, su nombre hebreo. Hechos 13:9 dice: “Entonces Saulo, que también es Pablo”. A partir de ese momento, la Biblia se refiere a él como Pablo, su nombre griego, la mayoría de las veces. Para este artículo vamos a utilizar el nombre “Pablo”, ya que era muy común que el apóstol fuera conocido por ese nombre.

Pablo aterroriza la Iglesia

Pablo, como lo explica Hechos 9, fue un antagonista implacable de la incipiente Iglesia de Dios. Hechos 9 muestra que la palabra “persecución” no describe a cabalidad lo que Pablo hizo con los miembros de la Iglesia. Los persiguió con sevicia, decidido a usar todo el peso de la ley para arrestar a cualquier creyente que pudiera encontrar. No escatimó ni a hombre ni mujer para capturarlos y transportarlos atados a Jerusalén para ser juzgados.

Damasco se encuentra a unos 225 kilómetros del noreste de Jerusalén. Debió haber sido un largo viaje por los caminos polvorientos del primer siglo. Roma le concedió la autoridad al Sanedrín para ocuparse de los asuntos judíos, los cuales incluían lidiar con esa “nueva fe”. Por ende, las sinagogas en Damasco estaban sujetas a la autorización que el Sanedrín le había concedido a Pablo para arrestar a los cristianos que habían huido de Jerusalén. Uno puede imaginarse el terror que Pablo le causó a los creyentes, a sus familias y a la Iglesia de Dios en general.

Más adelante, Pablo escribió que él debía ser considerado el menor de todos los apóstoles, debido al horror de la persecución que infligió (1 Corintios 15:9). Después de su conversión, la aceptación de Pablo dentro de la comunidad de la Iglesia en Jerusalén se dificultó bastante debido a sus acciones previas. Más adelante Pablo narró una y otra vez los acontecimientos que rodearon su conversión cuando iba de camino a Damasco, donde sufrió persecución por haberse convertido a las mismas creencias que inicialmente él había atacado.

Camino a Damasco

Hechos 9 nos dice que Pablo, mientras iba de camino a Damasco, fue detenido —¡literalmente! Aparentemente, Jesús doblegó a Pablo y sus acompañantes utilizando un resplandor de luz brillante. Pablo quedó estupefacto cuando escuchó una voz proveniente del cielo junto con un resplandor insoportable, mientras decía “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos 9:4).

Ciertamente, Pablo entendió lo que dijo Jesús

La respuesta instintiva sería haber preguntado, “¿Quién eres, señor? (En el versículo 5, “Señor” es el equivalente de “señor” en el lenguaje actual —no haciendo referencia a Dios). Ésa fue la respuesta de Pablo. Jesús, luego se identifica y corrige al que hasta ese momento era un arrogante Pablo, diciéndole que al perseguir a los miembros de la Iglesia, ¡Pablo había estado persiguiendo a Jesús personalmente!

Pablo, humillado, le pregunta a Jesús qué quiere de él, y Jesús le da unas instrucciones muy específicas. Y es en este momento en que llegamos a la contradicción de la Biblia —o mejor, a la aparente contradicción.

Aquí se nos dice que los demás no entendieron

En este punto, el relato dice: “Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, más sin ver a nadie” (v. 7, énfasis añadido).

Ahora, avancemos rápidamente y analicemos diferentes acontecimientos. Pablo ya se convirtió y ahora es un poderoso apóstol de la Iglesia. Las cosas cambiaron cuando una turba de Jerusalén apresó a Pablo debido a un falso rumor acerca de su fe en el Dios verdadero. Tenían la misma actitud asesina que él sintió en el pasado cuando perseguía a los creyentes. Sólo la intervención en el último momento de los soldados asignados en el templo libró a Pablo de las intenciones de la turba.

Pero entonces Pablo pidió dirigirse a la multitud.

Aquí se nos dice que los hombres no escucharon la voz de Jesús

Esto lo encontramos en Hechos 22. Cuando estaba relatando el proceso por el cual llegó a creer en este camino, Pablo narra que el incidente de la voz cuando iba de camino a Damasco. Al parecer, cambia algunos detalles. Dijo: “Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo” (Hechos 22:9).

¿Una pequeña discrepancia? Quizás, pero Jesús dijo: “la Escritura no puede ser quebrantada” (Juan 10:35), lo que significa que no hay cabos sueltos, porque de haberlos, invalidaría la veracidad de la Biblia.

Lucas fue la persona que escribió el libro de Hechos. En Hechos 9:7, él escribió que las personas que acompañaban a Pablo “oyendo a la verdad la voz” —la voz proveniente del cielo. Más adelante, escribió en Hechos 22:9 que los que iban con Pablo “no entendieron la voz del que hablaba conmigo”.

¿Plantean estos dos relatos acerca de la conversión de Pablo camino a Damasco una contradicción en la Biblia? Analicemos esto cuidadosamente.

Un análisis más profundo de las palabras

La palabra griega para “escuchar” tanto en Hechos 9:7 como en Hechos 22:9 es akouo. Es la palabra usual que se usa para referirse a “escuchar” (Vine: Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del NuevoTestamento exhaustivo).

Y palabra “voz” que se usa en los dos versículos, es phone. La misma fuente lo define como “un sonido” y explica que puede ser usada como la voz de Dios, de Cristo, de ángeles, seres humanos e incluso cosas como el viento.

Pero no tenemos que ser unos expertos en gramática griega para resolver el misterio de la aparente contradicción. ¿Sabe cuál es el mejor interprete de la Biblia? ¡La Biblia misma! Debemos permitir que el contexto nos ayude a determinar el significado.Por lo tanto, investigar la lengua original no siempre resuelve la aparente contradicción bíblica. ¿Oyeron las personas que acompañaban a Pablo la voz que provenía del cielo? ¿Entendieron las palabras que Jesús le dijo a Pablo?

No obstante, Vine señala, que en “Hechos 9:7: ‘oyendo a la verdad la voz’, donde el nombre ‘voz’ está en el caso genitivo partitivo. esto es, oyendo algo de, entanto que en 22:9, ‘no entendieron la voz’, la construcción da el nombre en caso acusativo. Ello elimina cualquier idea de contradicción. El primer pasaje indica oír el sonido, el segundo indica el significado o mensaje de la voz (esto no lo ‘oyeron’)” (“Oír”).

El mejor intérprete de la Biblia

Pero no tenemos que ser unos expertos en gramática griega para resolver el misterio de la aparente contradicción. ¿Sabe cuál es el mejor interprete de la Biblia? ¡La Biblia misma! Debemos permitir que el contexto nos ayude a determinar el significado. Queda muy claro que Pablo escuchó y entendió las palabras, porque respondió y obedeció lo que le fue dicho.

La solución a la aparente contradicción proviene del mismo Pablo. Él dijo que las personas que estaban con él, “no entendieron la voz” que le hablaba. La única manera en que los dos relatos tienen sentido, es que los que acompañaban a Pablo escucharon un sonido, mientras que Pablo escuchó las palabras.

Lo comentaristas bíblicos entienden el punto

En su comentario, Mathew Henry añade lo siguiente: “Oyeron una voz, pero no vieron a nadie; oyeron hablar a Pablo, pero no vieron a quien le hablaba, ni oyeron claramente lo que se le decía: lo cual lo concilia con lo que se dice acerca de este asunto, Hechos 22:9, donde se dice: Vieron la luz y tuvieron miedo (lo cual podían hacer y sin embargo no ver a nadie en la luz, como Pablo), y que no oyeron la voz del que le hablaba a Pablo, para entender lo que decía, aunque sí oyeron un ruido confuso”.

La Biblia de Estudio NKJV dice: “Los hombres que acompañaban a Pablo oyeron el sonido, pero no entendieron las palabras que le dirigían” (comentario acerca de Hechos 22:9).

No querer ocultar, muestra autenticidad

Es posible que algunas personas afirmen que esta aparente contradicción demuestra que el libro de Hechos no es veraz. Por el contrario, A. Robertson, autor de Robertson's Word Pictures in the New Testament [Imágenes de palabras en el Nuevo Testamento] dice: “Una de las pruebas de la autenticidad de este relato acerca del discurso de Pablo es que Lucas no intentó atenuar las aparentes discrepancias en los detalles entre las palabras de Pablo y su propio registro en el cap. 9” (comentarios acerca de Hechos 22:9).

Es decir, si el libro de Hechos no fuera realmente inspirado, alguien que intentara presentarlo de esta manera habría intentado hacer la distinción más clara eligiendo palabras diferentes. Sin temer una contradicción, Lucas utilizó las mismas palabras, consciente de que el lector se daría cuenta del sentido que el autor daba a las palabras en cada contexto al comparar los relatos.

“¡Misterio” resuelto! No hay contradicción bíblica entre Hechos 9 y 22 en las descripciones de la conversión de Pablo camino a Damasco.

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