Las prioridades de Dios: lo más importante de la ley

Jesús utilizó contrastes muy marcados para transmitir mensajes contundentes. ¿Qué deberíamos aprender de la comparación de los pequeños aspectos con asuntos de peso como la justicia, la misericordia y la fe?

A lo largo de su ministerio, los líderes religiosos de su tiempo, incluidos los escribas y los fariseos, se opusieron a Jesús y se burlaron de él. Estaban celosos de su popularidad entre las personas del común, por lo que trataron de engañarlo para que dijera algo que pudieran usar en su contra.

Algunos de ellos creían que afirmaba cosas que ningún hombre podía afirmar, pero otros reconocieron que la mano de Dios era evidente en su obra.

Casi al final de su ministerio, Jesús reprendió a los escribas y fariseos. Reconoció su posición de autoridad, sentados en “la cátedra de Moisés” (Mateo 23:2), pero denunció su hipocresía, su deseo de respeto y poder, su orgullo, sus enseñanzas absurdas, su deseo de parecer buenos sin serlo y su oposición a los verdaderos mensajeros de Dios.

Ocho “ayes”

En Mateo 23, Jesús proclamó ocho “ayes” contra los líderes religiosos. El quinto
“ay” realmente llama la atención y puede ser especialmente ilustrativo para nosotros hoy.

Jesús dijo: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello” (v. 23).

Diezmar significa obedecer el mandamiento de Dios de pagarle la décima parte de nuestras ganancias, y los escribas y fariseos eran meticulosos al hacerlo, incluso con las pequeñas cantidades de especias. Eran meticulosos en diezmar exactamente el 10 por ciento de estas especias, ni más ni menos. Pero Jesús los acusó de descuidar la justicia, la misericordia y la fe.

¿Qué significa más pesado?

La palabra griega barys, traducida aquí como “lo más importante”, significa más pesado. Esto sirve de contraste con las pequeñas semillas que los escribas y fariseos eran tan meticulosos a la hora de diezmar. La clara implicación es que estos asuntos son más importantes, más trascendentales y de mayor prioridad para Dios.

Jesús no está diciendo que no se debe diezmar. Dijo: “Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello”. (Si usted desea aprender más de la enseñanza bíblica acerca del diezmo, lo invitamos a leer “Diezmar: ¿qué es?”.)

Pero como Dios es el que establece las reglas y las prioridades, debemos fijarnos en su definición de lo que Él considera más importante.

La balanza de Dios

La perspectiva de Dios con respecto a lo que es pesado, o de peso, es muy diferente de la perspectiva humana. Isaías describió cómo las cosas que nosotros consideramos pesadas pueden ser insignificantes para Dios:

“¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados?” (Isaías 40:12).

En el versículo 15 Isaías añadió: “He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas; he aquí que hace desaparecer las islas como polvo... Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es” (vv. 15, 17).

Estas cosas que son importantes para nosotros, y todas las cosas físicas que son importantes para nosotros, son como polvo en la balanza para Dios. Para Dios, los hombres de bajo o alto rango “serán menos que nada” (Salmos 62:9).

Pero, ¿qué es importante para Dios? ¿Qué es lo que Él pesa? Dios “pesa los corazones” (Proverbios 21:2). Él pesa “el camino del justo” (Isaías 26:7). Nuestras motivaciones y acciones son importantes para Él, y quiere que concuerden con las suyas.

Más importante pero no gravoso

Es interesante anotar que la palabra griega barys se utiliza en otros dos pasajes que señalan un contraste entre el enfoque de los escribas y fariseos y el enfoque de Dios.

Jesús dijo: “Porque atan cargas pesadas [barys] y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas” (Mateo 23:4).

Los escribas y fariseos añadieron reglas y cargas adicionales a los mandamientos bíblicos. En su celo por proteger la ley, la hicieron gravosa. No obstante, Jesús demostró que no siempre se aplicaban a sí mismos sus propias reglas.

Por otro lado, el apóstol Juan escribió acerca de la ley de Dios, en la letra y en el espíritu, pero sin las tradiciones ni las reglas adicionales.

“Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos [barys]” (1 Juan 5:3).

Las leyes de Dios son beneficiosas, no gravosas.

¿Una referencia a Miqueas 6:8?

Varios comentaristas consideran que la lista que menciona la justicia, la misericordia y la fe y su lista paralela de justicia y amor de Dios (Lucas 11:42) son referencias a Miqueas 6:8.

Miqueas 6:8 dice: “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide el Eterno de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”.

Las listas no son exactamente iguales, pero coinciden. Caminar humildemente con Dios “presupone y comprende tanto la 'fe' de Mateo como el 'amor' de Lucas” (Jamieson, Fausset, Brown Commentary on Matthew 23:23) [Comentario de Jamieson, Fausset, Brown acerca de Mateo 23:23]. Lo invitamos a leer más acerca de Miqueas 6:8 en nuestra serie de blogs que comienza con “¿Qué pide Dios de nosotros? Hacer justicia”.

El aspecto más importante de la justicia

Al parecer, los fariseos se apresuraban a juzgar a los demás según las leyes de Dios y sus reglas adicionales. Pero Jesús demostró que no eran buenos para reconocer sus propias faltas o hipocresía. (Por ejemplo, puede leer su parábola de “El fariseo y el publicano”.)

La fe incluye reconocer lo grande, poderoso y sabio que es Dios y lo pequeños que somos nosotros. Esto nos permite caminar humildemente con Dios y crecer para parecernos más a Él mostrando el amor de Dios, el que Él nos muestra.

Jesús dijo muchas cosas sorprendentes acerca del juicio y la justicia que deberían hacernos juzgar no sólo nuestras acciones, sino también nuestros motivos. Jesús dijo que nuestra justicia debe superar la justicia de los escribas y fariseos (Mateo 5:20). Esto sólo puede suceder si nos juzgamos a nosotros mismos según las normas de Dios, nos arrepentimos y buscamos la ayuda de Dios para vivir de una manera correcta y justa.

Una clave de la justicia según Dios es lo que Jesús menciona en Juan 7:24: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio”.

La justicia según Dios incluye tratar a los demás con equidad, no apresurarse a juzgar a los demás y juzgarnos cuidadosamente a nosotros mismos. (Lo invitamos a estudiar más acerca de la justicia en nuestros artículos: “Juzgar con justo juicio”, “¿Qué quiso enseñarnos Cristo al decir “no juzguéis”?”, “Justicia para todos: ¿cómo vendrá?” y “El juicio de Dios: en qué consiste realmente”.)

La justicia según Dios también está íntimamente ligada a la misericordia de Dios.

El aspecto más importante de la misericordia

Dios nos ofrece misericordia. También espera que nosotros tengamos misericordia.

Jesús dijo a los fariseos que juzgaban erróneamente a sus discípulos: “Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes” (Mateo 12:7).

A todos nos dice: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo 5:7).

Mostrar misericordia incluye “estar dispuesto a ayudar a los que están en apuros” (Léxico griego de Thayer, definición de eleos), así como ser indulgente. (Lo invitamos a estudiar más acerca de la misericordia en nuestros artículos “Bienaventurados los misericordiosos” y “La misericordia triunfa sobre el juicio”).

Evidentemente, mostrar misericordia y buscar la misericordia de Dios son cuestiones de fe.

El aspecto más importante de la fe

“‘Fe’ significa confianza, seguridad y creencia” (The New Strong's Expanded Dictionary of Bible Words [El nuevo diccionario ampliado de palabras bíblicas de Strong], p. 1315).

¿En qué creemos? Que Dios existe “y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6). Creer estas cosas nos permite agradarle.

La fe incluye reconocer lo grande, poderoso y sabio que es Dios y lo pequeños que somos nosotros. Esto nos permite caminar humildemente con Dios y crecer para parecernos más a Él mostrando el amor de Dios, el que Él nos muestra. La fe y el amor nos dan la motivación para actuar correctamente, para obedecer la ley de Dios, que es para nuestro bien (Deuteronomio 10:13).

(Lo invitamos a estudiar más acerca de la fe en “Cómo crecer en fe”, “¿Qué es la fe?” y artículos relacionados.)

“Tragáis el camello”

Jesús culminó esta sección con otra poderosa analogía en Mateo 23:24. Las leyes de Dios acerca de la santidad nos dicen que no comamos animales que Dios considera como inmundos, incluyendo todo, desde mosquitos hasta camellos.

El Comentario Bíblico del Creyente dice: “Usando una figura retórica insuperable por su expresividad, Jesús describió [a los escribas y fariseos] como si colaran un mosquito y se tragaran un camello. El mosquito, un insecto diminuto que a menudo caía en una copa de vino dulce, era colado...”.

“¡Qué ridículo tener tanto cuidado con lo insignificante, y luego engullir al animal inmundo más grande de Palestina! Los fariseos se preocupaban infinitamente por las minucias, pero estaban sumamente ciegos ante enormes pecados como la hipocresía, la deshonestidad, la crueldad y la avaricia. Habían perdido el sentido de la proporción” (comentario acerca de Mateo 23:23, 24).

Evitar los mosquitos es bueno. Pero no nos concentremos tanto en ellos porque seguramente vamos a pasar por alto el enorme camello.

Las enseñanzas de Jesús y la guía del Espíritu Santo de Dios pueden ayudarnos a ver las cosas desde la perspectiva de Dios. Entonces podemos evitar los errores de los escribas y fariseos y, en cambio, buscar la ayuda de Dios para no descuidar nunca los asuntos más importantes de la ley.

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