Joel

Joel profetizó acerca del Día del Señor, seguido por un período de paz universal, prosperidad y abundancia. ¿Cuándo y cómo ocurrirán todas estas cosas?

El nombre Joel significa “el Eterno es Dios”. Se conoce muy poco acerca del profeta Joel, sólo sabemos que el nombre de su padre era Petuel (Joel 1:1). No conocemos ningún otro detalle acerca de su familia o historia personal.

Al estudiar sus escritos, se puede deducir que él era un ciudadano de Jerusalén, y la mayoría de sus profecías fueron dirigidas a Judá.

Fecha del libro de Joel

La fecha en que el libro de Joel fue escrito ha traído mucha discusión entre los eruditos de la Biblia. La mayoría está de acuerdo en que Judá todavía no había caído en la extrema ruina moral y espiritual que caracterizaron sus últimos años. Por lo tanto, al parecer Joel debería ser considerado entre los primeros profetas durante el reinado del rey Joás de Judá (alrededor de 835 a.C.). Si esto es correcto, Joel entonces habría sido contemporáneo de Oseas y Amós.

Tema de Joel

El tema principal de las profecías de Joel es sus enseñanzas acerca del Día del Señor, cuando Dios juzgará severamente a su propio pueblo, y al resto del mundo. El profeta afirma: “¡Ay del día! Porque cercano está el día del Eterno, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso” (1:15).

¡El Día del Señor no es algo que deberíamos esperar con ansias! La Biblia nos revela que será un período como ningún otro, con dimensiones universales catastróficas antes del regreso de Jesucristo, un tiempo de castigo divino sobre las naciones.

Profecías de Judá

El enfoque principal de Joel es Judá. Él hace referencia a Jerusalén y al templo en esta ciudad. Fíjese en los siguientes versículos:

  •  “La casa del Eterno”, y “los sacerdotes ministros del Eterno” (1:9).
  •  “Tocad la trompeta en Sion… en mi santo monte” (2:1).
  •  “Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros del Eterno” (2:17).
  • “Porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación” (2:32).
  • “Y en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén” (3:1).
  •  “Y Jerusalén será santa” y “Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por generación y generación” (3:17, 20).
  • “Y el Eterno morará en Sion” (3:21).

El reino del norte de Israel (2:27; 3:2, 16), y otras naciones (3:9) no escaparán de los eventos catastróficos que preceden el Día del Señor (3:1-17). Muchas de las señales y fenómenos pronunciados en contra de Sion y Judá nunca han ocurrido anteriormente (1:2-3), y son predicciones para un tiempo futuro.

Prevalecerán las condiciones de hambruna

Durante este periodo tumultuoso, incluso los animales van a desear la paz. “¡Cómo gimieron las bestias! ¡cuán turbados anduvieron los hatos de los bueyes, porque no tuvieron pastos! También fueron asolados los rebaños de las ovejas… fuego consumió los pastos del desierto, y llama abrasó todos los árboles del campo. Las bestias del campo bramarán también a ti, porque se secaron los arroyos de las aguas” (1:18-20).

Las condiciones climáticas extremas tales como el frio o calor severos, diluvios y sequías —y los incendios forestales que a menudo van mano a mano con condiciones de sequía— pueden arrasar con la producción agrícola de cualquier nación. Esto llevará a que los agricultores no podrán producir suficiente comida para la vasta mayoría de las personas que viven en las grandes ciudades. Todo esto resultará en una falta de suministro de comida básica.

Dios controla el clima

Dios controla el clima, y Él puede usar su poder para castigar a las naciones que deliberadamente han rechazado a Dios y a sus leyes. Joel pronunció esta advertencia: “¿No fue arrebatado el alimento de delante de nuestros ojos, la alegría y el placer de la casa de nuestro Dios?” (1:16). Cristo predijo que al final del tiempo habrá “hambres… en diferentes lugares” (Matthew 24:7).

Durante la dedicación del templo, el rey Salomón comprendió que el pecado era lo que producía tales condiciones: “Si el cielo se cerrare y no lloviere, por haber ellos [el pueblo] pecado contra ti” (1 Reyes 8:35, énfasis añadido).

Preste atención a los cambios anormales y destructivos del clima alrededor del mundo.

Resumen de Joel

Capítulo 1: Cultivos completamente destruidos por una plaga de langostas; un llamado al arrepentimiento.

Capítulo 2: El Día del Señor comienza.

Versículos 1-11: Ejércitos invasores ocupan la tierra.

Versículos 12-17: Dios hace un llamado a un arrepentimiento nacional.

Versículos 18-33. Si el pueblo se arrepintiese, Dios les promete restauración y abundantes bendiciones.                                                                                                                   

Capítulo 3: Se proclama juicio sobre todas naciones.

Versículos 1-17: El castigo de Dios sobre las naciones: la gran batalla en el valle de Josafat.

Versículos 18-21: Bendiciones abundan en el futuro cuando “el Eterno morará en Sion” (v. 21).

Las desastrosa plaga de langostas

Joel describe una enorme nube de langostas que oscurece el cielo, infestando la tierra y destruyendo cualquier cosa verde que se cruce en su camino (Joel 1:1 a 2:27). El enjambre destructivo de langostas es usada como una analogía de un ejército invasor en el futuro, probablemente los asirios, quienes ocuparán y devastarán a la nación.

Expositor’s Bible Commentary [Biblia de estudio del expositor] explica: “El mundo antiguo está lleno de ejemplos similares a estos ejércitos de langostas y viceversa. De hecho, la langosta era una figura común en los ejércitos de los reyes neoasirios” (edición revisada, p. 327).

Dios se refiere a las langostas como “su ejército” (2:11), y en Isaías 10:5 Él llama a las naciones de Asiria “vara y báculo de mi furor”.

“Prepárense para la guerra”

Joel describe un poderoso ejército invasor que va a tener gran importancia en el futuro: “Porque pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra; sus dientes de león, y sus muelas, muelas de león” (Joel 1:6). Además, él describe un gran ejército con un inmenso poder militar: “así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones” (2:2).

Joel 3:12 afirma: “Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor”.

Algunos erróneamente han confundido el valle de Josafat con el nombre Armagedón, mencionado en Apocalipsis 16:16. Armagedón se traduce del nombre hebreo Har Megiddo, el cual significa “Montaña de Megido”, ubicado en un gran valle. Este inmenso valle, el valle de Jezreel tiene una forma de tazón y está ubicado alrededor de 90 kilómetros al norte de Jerusalén, es el lugar donde los ejércitos se reunirán, pero no donde la gran y final batalla ocurrirá.

¿Dónde va a pelearse esta batalla?

Joel y otros escritores bíblicos nos dan la respuesta. Desde el lugar de encuentro en el valle de Jezreel, las tropas avanzarán hacia el sur a Jerusalén al valle de Josafat (que significa “juicio del Eterno”).

Fíjese lo que Dios dice: “yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén” en el día cuando Él regrese, “se afirmarán sus pies… sobre el monte de los Olivos” (Zacarías 14:1-4). Estos lugares describen un área cercana a Jerusalén donde la batalla tendrá lugar, y no cerca de Armagedón o el valle de Jezreel.

Jerusalén será el punto de convergencia de los ejércitos de “todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso” (Apocalipsis 16:14), y éste es el lugar donde Jesucristo regresará, vencerá, y destruirá a toda fuerza que se le oponga (Apocalipsis 17:14; Zacarías 14:12-15).

Joel y el libro de Apocalipsis

Ciertas profecías de Joel están conectadas con Apocalipsis —el último libro de la Biblia— como lo demuestran los siguientes versículos:

  • Joel 1:4-5: la plaga de langostas y hambruna (Apocalipsis 9:1-11; 6:5-6).
  • Joel 1:6; 2:1-11: una guerra como no la ha habido antes (Apocalipsis 6:4).
  • Joel 2:30-31: señales celestiales (Apocalipsis 6:12).
  • Joel 3:9-14: la batalla del gran día del Dios Todopoderoso (Apocalipsis 16:14).
  • Joel 3:17, 21: Jesucristo regresa a Jerusalén (Apocalipsis 19:11-21).
  • Joel 2:21-27: Dios derrama abundantes bendiciones y prosperidad (Apocalipsis 21:1-7).

La luna se convierte en sangre

¿Cómo podemos entender Joel 2:31, “El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre”? Algunos han asociado esta profecía con eclipses solares y lunares, y la llamada “luna de sangre” que a veces se puede ver en un eclipse lunar, tratando así erróneamente de predecir el tiempo exacto en que Jesucristo regresará.

Al estudiar la Biblia, uno de los principios que puede ayudarnos a evitar malentendidos, es considerar el contexto y el fondo histórico con ayuda de otras escrituras. El libro de Joel, así como muchas profecías, a veces salta de un período de tiempo a otro en su relato. Los versículos 30 y 31 son muy claros “antes que venga el día grande y espantoso del Eterno” (v. 31), mientras que los otros versículos que están antes y después son acerca del período de tiempo posterior al regreso del Jesucristo.

Sin embargo, podemos encontrar este mismo período explicado más claramente en Apocalipsis 6:12, el cual se refiere al mismo incidente: “y la luna se volvió toda como sangre”. Ya que Apocalipsis 6 está escrito en orden cronológico, es evidente que el sexto sello ocurrirá después de los primeros cinco sellos mencionados anteriormente en Apocalipsis 6, y en ese tiempo un “un gran terremoto” ocurrirá.

El cumplimiento final de los primeros cuatro sellos (ver “Los cuatro jinetes del Apocalipsis”), y el quinto sello descritos en Apocalipsis 6:9-11 y Mateo 24:21-22 (ver “La Gran Tribulación”) no se ha llevado a cabo todavía , ni tampoco el gran terremoto de Apocalipsis 6:12. Así que el evento de “la luna [convirtiéndose] en sangre” no puede suceder hasta que los eventos espantosos y devastadores descritos en los primeros cinco sellos hayan ocurrido.

Lo más importante para Dios en el proceso de arrepentimiento es que tengamos un corazón contrito. Demostraciones externas de adoración deben estar acompañadas con un cambio de corazón. Jesús confirmó esto en Mateo 24:29: “Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas”. Esto claramente se refiere a eventos supernaturales; aquí no se está hablando de eclipses que se pueden predecir. Jesús también dijo que nosotros no sabemos ni el día ni la hora de su regreso, así que aquellos que tratan de predecir el momento del regreso de Jesucristo no pueden tener la razón (Mateo 24:36).

Un llamado a arrepentirse

Ante la inminencia de un desastre cercano y destructivo, Dios todavía hace un llamado a las personas a adorar y buscar a Dios de una forma sincera. Dios dice: “convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos” (Joel 2:12-13, énfasis añadido). Él continua: “convertíos al Eterno vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo (2:13).

Lo más importante para Dios en el proceso de arrepentimiento es que tengamos un corazón contrito. Demostraciones externas de adoración deben estar acompañadas con un cambio de corazón. Cristo condenó a los líderes políticos de su tiempo, porque sólo se preocupaban por las apariencias, ya que se esmeraban en mostrar una religión externamente, pero que no venía del corazón: “por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad” (Mateo 23:25-28). Él afirmó que esta forma de adoración hacia Él es fútil y superficial (Marcos 7:7-9).

Abundantes bendiciones vendrán después de un arrepentimiento genuino

Después de que las personas se arrepientan, Dios promete que Él será “solícito por su tierra, perdonará a su pueblo” (Joel 2:18). El amor y la bondad de Dios serán derramados sobre todas las naciones:                                         

  • Joel 2:19, 24: los habitantes serán saciados con grano, aceite, y vino nuevo.
  • Joel 2:23: lloverá a su debido tiempo.
  • Joel 2:26: habrá abundancia de comida para todos. “Y nunca jamás será mi pueblo avergonzado”.

Después del regreso de Jesucristo

Habrá cambios significativos después de que Jesucristo regrese para gobernar toda la tierra (Apocalipsis 11:15).

  • Joel 2:27: Él regresará para habitar “en medio de Israel”, y jamás volverán a adorar dioses falsos.
  • Joel 2:28: “Derramaré mi espíritu sobre toda carne”. Fíjese que Él incluye a todos los pueblos y naciones.
  • Joel 2:32: Aquellos que acudan y llamen a Dios se les ofrecerá salvación.
  • Joel 3:17: Dios habitará en Sion, y porque Él habita en Jerusalén, la ciudad será declarada “santa”, es decir que tendrá un lugar importante entre las otras ciudades. La ciudad será habitada “por generación y generación” (3:20).
  • Joel 3:18: La agricultura será bendecida abundantemente.
  • Joel 3:21: Dios nuevamente enfatiza que Él vivirá en Jerusalén.

Estas escrituras son profecías maravillosas del tiempo del fin que todavía no han ocurrido.

Las profecías bíblicas se cumplirán con certeza

El apóstol Pedro, bajo inspiración divina, afirmó que “ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:20-21).

Puede que estas advertencias sean difíciles de escuchar, pero tenemos que reconocer que la Biblia predice eventos mundiales caóticos para un futuro cercano. Dios inspiró estas profecías, y éstas van a ocurrir indiscutiblemente. Pero no olvidemos que también hay muchas profecías que prometen esperanza, gozo y felicidad.

Jesucristo quiere que estemos preparados: “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lucas 21:36).

Las decisiones que tomemos en el presente determinarán si esta promesa se hará realidad en nuestra vida. Estudie más sobre este tema en estos artículos:

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