De la edición Marzo/Abril 2024 de la revista Discernir

¿Palabras de vida?

Las palabras que empleamos en nuestro diario vivir tienen un impacto positivo o negativo en lo que somos como personas. Analicemos algunas frases motivacionales muy comunes en estos días y comparémoslas con las palabras de Dios.

¿Tiene usted palabras que le sirven de referencia? ¿Quizás algunas frases a las que recurre dependiendo de la situación en la que se encuentre?

Ya sea en forma de lema, eslogan o frases motivacionales, las palabras pueden tener un impacto en nosotros. Algunas personas utilizan un eslogan motivador como forma de afrontar situaciones difíciles o como guía para el día a día.

¿De dónde provienen esas palabras que decimos?

Algunas de las frases y palabras más comunes que las personas utilizan parecen tener algún tipo de origen espiritual, pero con mucha frecuencia no tienen nada que ver con la Biblia. Eso no debería ser una sorpresa —vivimos en un mundo determinado a buscar su propio camino y seguir sus propios lineamientos— un mundo que piensa que tiene la razón.

No obstante, para los cristianos, la Palabra de Dios es la base en la que se apoyan. En Juan 6:63, Jesús nos dice: “las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”.

Nuestra naturaleza humana es diametralmente opuesta a la naturaleza de Dios. Cuando comparamos los lemas modernos, expresiones de automotivación y consignas personales con las palabras de Dios, notamos que son prácticamente incompatibles.

Eslogan motivacional vs. palabras de vida

Veamos algunos de los eslóganes más populares y frases que algunas personas ven como palabras sabias para regir su vida —y luego comparémoslas con las palabras de Dios.

1. “Sé fiel a ti mismo”.

La idea de ser fieles a nosotros mismos puede sonar inofensiva, pero en el fondo se trata de poner nuestro sentido del yo por encima de todo lo demás. Ésta es una actitud de hacer lo que consideramos está bien para nosotros, en lugar de hacer lo que es moral, ética y espiritualmente correcto de acuerdo con la Palabra de Dios.

Ser fiel a uno mismo puede llevarlo a todo tipo de problemas: comportamientos impuros, desobediencia a los padres, infidelidad en el matrimonio, deshonestidad y un sin número de otras acciones indebidas.

En cambio, Jesús dijo: “si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo” (Mateo 16:24, énfasis añadido).

Seguir verdaderamente la Palabra de Dios requiere un cambio de nuestras prioridades —dejar de poner primero nuestro yo. Un hijo de Dios debe esforzarse por seguir el ejemplo de Jesús y rechazar cualquier cosa que no provenga de Dios, así como Jesús rechazó cada prueba que Satanás le presentó (Mateo 4:1-11).

2. “Simplemente cree en ti mismo”.

No hay nada malo en tener confianza en uno mismo o en reconocer humildemente nuestras fortalezas. El peligro radica en el orgullo que surge al olvidar que nuestras capacidades proceden de Dios o, peor aún, al ignorar deliberadamente su influencia en nuestras vidas. Cuando dejamos a Dios de lado, dependemos sólo de nosotros mismos.

Si nosotros dependemos verdaderamente del Padre y del Hijo, encontraremos fuerza y confianza en cualquier situación. Las preocupaciones físicas de la vida pueden ser superadas por la fuerza espiritual que encontramos cuando ponemos nuestra confianza en Dios y depositamos sobre Él nuestros problemas (Salmos 55:22).

3. “Tú puedes tenerlo todo”.

El deseo de “obtener” es una de las actitudes más peligrosas que podemos tener. Cuando ponemos nuestro corazón en lo físico, rápidamente perdemos de vista lo espiritual. Y como resultado, empezamos a evadir y romper las reglas de Dios, incluyendo los Diez Mandamientos.

Seguir nuestro corazón —hacer lo que nos parece correcto— nos puede alejar del camino de vida de Dios.

En Mateo 16:26, Jesús pregunta: “¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”.

¡Esto es una advertencia!

No podemos “tenerlo todo” en este mundo físico, y tratar de tenerlo todo significa descuidar las cosas de Dios (Mateo 6:24). Como hijos de Dios se nos ordena “buscad primeramente el reino de Dios y su justicia” (v. 33). Las leyes de Dios deben anteponerse siempre a las atracciones físicas del mundo.

4. “Vive tu propia verdad”.

Vivimos en un mundo en donde la verdad es subjetiva. Con frecuencia vemos que esta mentalidad se manifiesta como un sesgo de confirmación —en el que una persona sólo cree en la información que apoya su propio punto de vista o el resultado deseado, ignorando cualquier evidencia contraria. Esta mentalidad es muy común en temas con una fuerte carga emocional, como la identidad de género, el derecho al aborto y la política.

Tristemente, la verdad se distorsiona con frecuencia o simplemente se descarta basándose en la agenda personal.

Sin embargo, Jesús definió claramente la verdad como la Palabra de Dios (Juan 17:17). Jesús es “el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6, énfasis añadido).

Vivir de acuerdo con la verdad no es cuestión de experiencia u opinión personal, sino de seguir el ejemplo de Jesús y vivir de acuerdo con cada palabra de Dios (Mateo 4:4).

5. “Sigue tu corazón”.

Dios nos dice, “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso” (Jeremías 17:9). Seguir nuestro corazón —hacer lo que nos parece correcto— nos puede alejar del camino de vida de Dios.

Jesús explicó: “y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 10:38-39).

Si seguimos nuestros propios deseos en lugar del ejemplo de Jesús, podemos perder nuestra conexión espiritual con Dios, ya sea rechazando o desagradando a Dios. Pero si resistimos las tentaciones de esta vida física, podemos acceder a la vida eterna en la familia de Dios.

Cuando comparamos los lemas modernos y las frases de automotivación con las palabras de Jesucristo, queda claro que los pensamientos del hombre pueden estar muy alejados de los pensamientos de Dios.

Como cristianos, debemos vivir nuestras vidas de acuerdo con las palabras escritas en la Biblia. Aunque no todos los eslóganes o las frases con las que nos topamos están erradas, siempre vamos a pisar tierra firme cuando nuestras vidas estén guiadas por las palabras que se encuentran en las Sagradas Escrituras de Dios.

Si sopesamos cada decisión, deseo, acción y pensamiento con las palabras de Jesucristo y de Dios el Padre, encontraremos que sus palabras son realmente palabras por las que podemos vivir, hoy y por toda la eternidad.

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